Traducido al mexicano, Sun Tzu nos dice, hay que ser cabrón. La lectura de este texto asemeja al relato de una pelea callejera, en la que el más gandaya es el que chinga. Pero el gandayismo mexicano no es propio de aquél con la mera intención de joder, sino de aquél con el colmillo necesario para hacerlo; un coyote.