Sujetos ajenos a esta realidad me fui a
encontrar en el Congreso, presentando sus propuestas de candidatura a
diputaciones locales. Y es que me parece una burla que los partidos de batalla
quieran llenar esta instancia de supuestos políticos que no dan una seña de
sensibilidad social. Afortunadamente, hubo sus excepciones. Desafortunadamente,
estas excepciones difícilmente llegarán a ocupar los puestos a los que aspiran.
El evento fue convocado por Alianza Cívica
de Nuevo León (@AlianzaCivicaNL), este pasado 21 de junio bajo el nombre de
“Diálogo con candidatos al Congreso local”. Me interesó bastante la propuesta,
aunque careció de eso que llamó mi atención en un principio: diálogo.
Cuando se trata con políticos, un
problema qué tomar en cuenta es su agenda; todos tienen cosas que hacer, a
todas horas del día o, por lo menos, eso quieren hacer creer. Y fue
precisamente éste, uno de los aires que se respiró esa mañana, en la que el
contenido fue rico, pero la conclusión, el orificio por el que se fugó la
presión almacenada.
No dejo de jactarme del homenaje al
folclor mexicano que es escuchar hablar a candidatos como Félix Coronado, del
PRI, sobre sus intenciones, de llegar al poder. No puedo replicar sus formas;
sus usos indebidos de la lengua pero, sin duda, hizo la velada amena.
Más no fueron únicamente sus palabras las
que agregaban fervor al asunto, también eran las miradas fijas de “¡cómo te
atreves!” que lanzaba a David Martínez, candidato por el PT, quien desde el
comienzo del evento se dio a la tarea de criticar al partido tricolor por sus
prácticas de contubernio con el PAN, dentro del congreso y sus simulaciones de
fomento a la participación ciudadana.
Dando pasos a través de su imaginario, la
candidata por el PANAL, María Dolores Jacaranda Espinoza, se abre camino
asegurando que en México no es posible tener una educación de calidad, pues el
presupuesto asignado a esta área hoy en día, equivale únicamente al 4% del PIB.
Por esta razón, propone una reforma estructural al sistema económico, que
beneficie más a este sector como única vía para tener mejores escuelas, mejor
estructura y aumentar la posibilidad de permanencia de los alumnos. Una manera
bastante compleja de decir “más presupuesto a la educación”.
–“No es cuestión de dinero; hay mucho en
el país. El problema es cómo se utiliza”, –le responde el candidato por el PT,
haciendo alusión al hecho de que en la actualidad 36 universidades en México
reciben menos dinero que lo que se asigna a los profesores comisionados del
sindicato.
“La noche” se la llevó, sin duda alguna, el candidato del PAN, Armando Amaral, al reconocer que “no hay candidato que esté haciendo una muy buena campaña, que no esté haciendo trampa. Esto es cuestión de dinero”, afirmó, y todavía remata dándole la razón a Hank González, a quien se refirió como “aquel que dijo, que un político pobre, es un pobre político”. No termino de entender qué quiso decir con eso, de qué lado se quiso poner, o en qué parte de su propuesta tuvo lugar ese comentario, pero juro que no pude aguantarme la risa. Fue como una expresión de cinismo inocente, el hecho de que el portador de tales colores hiciera alusión, en un evento que pretende crear interacción entre ciudadanía y gobierno, a una realidad que arrasa con las posibilidades del ciudadano común a aspirar a puestos de elección popular. Me sentí obligado a voltear a ver las caras del público, no reaccionaron como yo.
La diferencia es contundente, las propuestas de
los candidatos del movimiento progresista contienen una transversalidad que
sobresale del resto. Incluyen cuestiones como los valores impartidos a
estudiantes y sus familias, regulación de conductas de abuso dentro de las
escuelas, revisiones al diseño de programas de educación interna en
reclusorios, con miras a lograr una verdadera integración social para menores
infractores, el rediseño de espacios públicos que fomenten la integración de
las comunidades y la creación de mecanismos establecidos de participación
ciudadana.
El resto de las propuestas de los candidatos,
auto declarados ciudadanos, principalmente las de July Bejar, del PRD, se
enfocan en abolir prácticas comunes dentro de la “clase política”, como la
aspiración de familiares de 1° y 2° grado a puestos públicos y el chapulineo.
Es realmente una lástima que las oportunidades
para los jóvenes de izquierda, de llegar al congreso sean tan pocas en Nuevo
León, dónde la sociedad es heredera de una tradición bipartidista.
Espero que eventos de este tipo, logren
incentivar la inserción de opciones alternativas a los puestos locales. Es
necesario dar una mayor difusión a acontecimientos de esta naturaleza, para que
la sociedad regia alcance a ver de qué están hechos los que buscan formular las
leyes que nos rigen aquí, en lo más próximo.
En general, aplaudo el esfuerzo de Alianza
Cívica por acercar a la ciudadanía con sus autoridades. Me parece una tarea
trascendente. Hay todavía camino por recorrer en la materia, y voluntades por
encontrarse, para la realización de estos acercamientos. Todo con el fin de que
la ciudad despierte.
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